Un credo antiguo is relevante
March 17, 2025
Durante la primavera y el verano del año 325, obispos de toda la iglesia se reunieron en Nicea para el primer concilio ecuménico de la iglesia. A los 325 años, la iglesia todavía era relativamente joven y flexible. Había muchas escuelas de pensamiento con respecto a la naturaleza de la Trinidad y las tres personas de la Trinidad. Algunas enseñaban que el Dios del Antiguo Testamento es un dios diferente al Dios del Nuevo Testamento (marcionismo), que Jesús solo parecía ser humano (docetismo), que Jesús no tenía una mente o alma humana sino solamente un cuerpo humano (apolinarismo), que hay tres modos de Dios (modalismo), que Jesús no es completamente divino, sino que es un ser creado (arrianismo), y toda una serie de otras escuelas de pensamiento. Esto era confuso.
Constantino se había convertido recientemente en el único gobernante del Imperio Romano, y quería unificar la iglesia y solidificar la relación entre la iglesia y el estado. Las teorías contrapuestas sobre la naturaleza de Dios, particularmente el arrianismo, estaban frustrando la visión que tenía Constantino de una iglesia y un imperio unidos, de modo que convocó a los obispos para que resolvieran esto. La Trinidad es una idea compleja para empezar con ella, pero reunir en una sala a 300 obispos que tenían creencias fuertemente arraigadas iba a causar conflictos. Una historia (apócrifa) cuenta que San Nicolás le dio un puñetazo a Arrio, el autor del arrianismo. Nuestras reuniones congregacionales, asambleas sinodales y asambleas eclesiales parecen mansas en comparación con aquella reunión.
El efecto esperado era que hubiese un entendimiento unificado de la fe. El resultado fue el Credo de Nicea, que ha sido utilizado por iglesias de todo el mundo y a lo largo de los siglos. Esta elegante declaración de creencia ofrece una clara exposición de quién es Dios, y que Dios elige ser Dios por el bien del mundo.
El Credo de Nicea también nos coloca a cada uno de nosotros en un contexto global; de hecho, un contexto cósmico. “Creemos en una iglesia santa, católica y apostólica”. A veces es de ayuda que miremos más allá de nosotros mismos y del aquí y ahora y nos pongamos al tanto de la impresionante inmensidad de Dios. No estamos solos. Somos parte de una gran compañía de fieles, pasados, presentes y futuros.
Muchos de los objetivos que el emperador Constantino quería alcanzar con el Concilio de Nicea se cumplieron, pero no todos. Tal vez el lenguaje humano es demasiado pequeño o el intelecto humano demasiado limitado para comprender el misterio de la Trinidad o para expresarlo con palabras. Pronto surgió una disputa sobre la naturaleza del Espíritu. Originalmente el credo decía: “Creemos en el Espíritu Santo… que procede del Padre”. Fue más tarde que se añadió la cláusula: “que procede del Padre y del Hijo”. La palabra latina para esto es filioque. La iglesia occidental insistió en ello, pero la iglesia oriental lo rechazó. Esto condujo a la división entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Oriental en 1054.
Si se puede resolver una discusión de más de 1,000 años de antigüedad que dividió amargamente a la iglesia, entonces hay esperanza de que los problemas más complejos que dividen a la iglesia puedan ser abordados y superados a través de una escucha y un diálogo cuidadosos. No tenemos que estar divididos.
Este año conmemoramos el 1,700 aniversario del Primer Concilio de Nicea. Durante 40 años, luteranos y ortodoxos han llevado un diálogo sobre el Credo de Nicea. La “Declaración Común sobre el Filioque” fue aprobada por la Comisión Conjunta Internacional de Diálogo Teológico en mayo de 2024. Se descubrió que esta controversia ya no dividía a la iglesia.
¿Y qué? ¿Qué relevancia tiene una antigua discusión entre académicos en relación con el mundo real? Esta es la relevancia: si se puede resolver una discusión de más de 1,000 años de antigüedad que dividió amargamente a la iglesia, entonces hay esperanza de que los problemas más complejos que dividen a la iglesia puedan ser abordados y superados a través de una escucha y un diálogo cuidadosos. No tenemos que estar divididos. La división es una invención humana, no divina.
Hubo otro problema que el concilio no resolvió: el establecimiento de una fecha uniforme para la Pascua de Resurrección. Sucede que de vez en cuando la Pascua cae en la misma fecha en el Occidente y el Oriente. Esta Pascua, en el 1,700 aniversario del Primer Concilio de Nicea, toda la Iglesia, Occidente y Oriente, celebrará la Resurrección el mismo día. Dios sonríe.